Vamos a jugar a las adivinanzas, y también puede enviarnos las suyas. Aquí vamos con las primeras tres.
La De Médici, allá en Francia,
mandó cual reina consorte;
pero una en Cuba a la corte
del son le dio relevancia.
Arsenio, con elegancia,
a pedirle el guayo atina,
cuando desde la otra esquina,
en el rítmico combate,
se presenta un aguacate:
«Yo también soy: ¡Catalina!».
II
Qué clase de matrimonio
es este que día a día
por su sabor y valía
te dejan sin patrimonio.
Puedo dar mi testimonio;
por ella usted llorará,
dientes grandes clavará,
él en su bolsillo en pleno
pues son: ¡El ajo chileno
y la cebolla morá’!
III
Duras su alma y su corteza,
pasa ahora y ni me espera,
y pensar que él antes era
un símbolo de nobleza.
Cambió la naturaleza
y ha subido como un ave;
montó a su hermano en la nave
y ya son de otro costal,
con el alma dura igual
pasan: ¡Pan duro y pan suave!
Helen