Cuadrando el cajero

I
Va la bancarización
con más canales de pago,
y mi celular que es vago
no me permite esa opción.
Así que la solución
debe ser darle primero
merienda a mi monedero,
aunque en cuestiones de peso,
no siempre logra el progreso
rimar bien con el cajero.

II
Por la experiencia vivida,
congelada tengo el agua
para periplo en la guagua
arrendada de por vida:
son dos pies a mi medida,
y de paciencia un buen tanque,
mucha fe desde el arranque,
la dirección engrasada,
por si en un banco no hay nada,
que la mente no se tranque.

III
Si hay tumulto habrá esperanza
de que sirvan, o han servido,
mas no siempre es pan comido
porque ni a migas alcanza.
Yo afincada en mi confianza,
mientras alguien me comenta:
«La cola está grande y lenta
sólo hay billetes chiquitos,
de a veinte, y ponen buchitos,
y cada vez dan cuarenta…».

IV
—¡Yo que quiero cinco mil…!
—Seis pedidos de ochocientos
y en un séptimo doscientos,
yo le calculo gentil.
—¿Usted también cinco mil?,
—Pues le digo la verdad,
que yo de esa cantidad
hoy sólo tengo en mi cuenta
lo que queda si descuenta
a un pedido la mitad.

Helen

Rayma Elena Hernández García (Helen)

Deja una respuesta