Cuando El Mejunje se acercaba a sus cuarenta, le dedicamos una décima por década, para revelar la riqueza acumulada y repartida en este plural sitio de la cultura santaclareña. Y si reproducimos estos versos un año después, es porque, afortunadamente, la casa de todos sigue siendo y dando más, mucho más, de lo mismo.
I
Puedes cobrar una herencia
sin papeles ni carreras
no hay que ser Manso Contreras,
no importa sexo ni ciencia;
ni orientación ni creencia
ni si es jodedor o serio;
con el color no hay misterio,
nuestra edad tampoco importa,
y ni así se queda corta
la dote de Don Silverio.
II
Una ley que no es pagana
sino razón mejunjera
dice de forma certera:
«Más se apuntan, más se gana».
Florece la palangana
del Patio de Teresita
si para el que necesita
de bondad se abre una mina,
como la alquimia a una ruina
transformó en casa bendita.
III
Apúrate que hay riqueza
por repartir todavía:
pan ungido en melodía,
mascotas sin realeza.
Un teatro, una cerveza;
ropa que debe su hechura
a los hilos de ternura
que durante cuarenta años
han tejido donde hay daños,
el manto de la cultura.
IV
Quien da recibe primero,
entre tantos acertijos,
es el que a todos sus hijos
les da más que Don Dinero.
De aquí al veintiséis de enero,
el Mejunje nos convida
a otro punto de partida,
pues «seguimos caminando»,
dice Silverio aclarando
que habrá que heredarlo en vida.
Helen