I
Sí que hay días para todo,
de lo más simple a lo extraño:
el inodoro del baño,
mis gatas, Batman y el lodo.
No puede ser de otro modo,
con la gente peculiar,
que lo suelen festejar,
justamente, el diez de enero;
más este mes yo prefiero
otra fecha celebrar.
II
El de camisa arrugada,
el que honra al pelo, el del calvo;
y no quiero estar a salvo
del día de no hacer nada.
La risa y su bien ganada
jornada a la que me acojo.
De besar a un pelirrojo
me abstuve el doce de enero,
pero cocinando espero
que se me cumpla otro antojo.
III
Los calcetines perdidos
tienen fiesta establecida;
y la gente introvertida,
un dos de enero sin ruidos.
Serán días divertidos
el de Mario con su juego,
de orgullo zombie, del Lego,
de las frituras, del ron…,
¡pero que sabrosas son
estas que ya doro al fuego!
IV
Con su espacio universal
cuenta la carne, y no hay rollo:
también al caldo de pollo,
le toca un día mundial.
Al pan y a la harina, igual,
que son base en mi receta,
porque una fecha concreta
en enero no me salto:
el dieciséis pongo en alto
¡el día de la croqueta!
Helen